lunes, agosto 08, 2011

PENÉLOPE # 1



Editorial.
Retumba el segundo latido del corazòn de Penélope, que suena y sueña entre dolores, aflicciones, propuestas, alternativas y proyecciones de sus creadores, que llevan hasta las manos de sus lectores esta nueva edición, que ha tomado el amor como objeto de disección, para mostrar las diferentes formas en que se presenta y se demuestra el amor y que en muchas ocasiones son solamente transtornos padecidos por hombres y mujeres que se empeciman, mas conciente que inconcientemente , los acuerdos pactados embruteciadamente entre ellos y sus: amigos novios esposos o amantes que mas que ofrecer sus virtudes y defectos desinteresadamente, satisfacen necesidades y llenan vacios a costa de la salud mental y emocional propia y ajena. 
De esta manera, nosotros como intrumento creativo que somos, ofrecemos y exponemos  desinteresadamente y por un modico costo, los siguientes argumentos textuales y graficos  que son quisa, la unica virtud que tenemos ya que surge de nuestro retorcido corazon y nuestra mente sincera, tratando de remover algunos pensamientos y generar nuevas alternativas para inquietar al que nos lee, al que nos ve y al que le interese anunciarse en el fanzine, por que el amor no paga rentas y menos impresiones, pero si inspira y motiva, asi que seguiremos luchando para mover el corazón de Penèlope, a travez de tus ojos y nuestras manos.


 EL AMOR MÁS ALLÁ DEL MERCADO

El hombre moderno o postmoderno tiene una característica evidente, su esencia está determinada por el tener y no por el ser. Erich Fromm lo pone de manifiesto en su libro ¿tener o ser? El arte de poseer es la característica suprema del hombre actual, cuya figura mitológica es caracterizada, según Lipovestky, por narciso.

El ensimismamiento del hombre narcisista lleva a lo más alto su ímpetu hedonista. ¡Yo y solamente yo! El hombre empieza a pensarse en cantidad, posición y posesión. Todo lo que gira en torno a él no está alejado de la soberbia inconmensurable del mercado. No hay objeto, situación, acción, pensamiento que esté fuera del consumo desmesurado, en donde las estrategias de las empresas imprimen su lógica y su visión del mundo.

El ritual es el mismo cada año, unos días antes de que el calendario traiga a la memoria la festividad de San Valentín, las campañas mercadológicas han empezado a realizar su acción de seducción. Anuncios publicitarios, en un sinnúmero de formas y espacios públicos, invaden nuestros sentidos tratando de desbordar y cautivar nuestros deseos.

Llegado el día, la ciudad se vuelve rehén de la parafernalia consumista, todo en nombre de eros. En el corazón de la ciudad: globos en forma de corazón, flores al por mayor, cajas y bolsas de obsequios que dejan ver sus llamativos moños, escenas románticas invaden el panorama. Una pareja sostiene una charla, la chica le dice al bato, -¿cuánto me amas? El chico le dice - ¡muchisisísimo! Unos se juran amor eterno, a sabiendas que la vida es contingente. Otros(as) piensan, ¡Dime qué me regalas y te diré cuánto me quieres! Otros más se lamentan al no encontrar el amor y se preguntan -¿cuándo llegará el amor de mi vida?-. En cualquiera de estas formas el amor es reducido a objeto a una simple cosa, en efecto ese hombre y esa mujer modernos o postmodernos que encarnamos, tiene la soberbia de considerar que todo lo que está a su alrededor es objeto de posesión: mi madre, mi casa, mi coche mi cuarto, mi hermana, mi amigo, mi novia, mi amor.

Pero, ¿qué es el amor? En primera instancia el amor no es una cosa u objeto y en segundo, mucho menos de posesión.

El amor no es algo que se pueda palpar, tocar, besar, oler, tener. Esto reduciría nuestra cualidad de sujetos a objetos. Habría que recordar que, ante todo, somos seres de relaciones y no de simples contactos. No pienso ni creo en el amor como cosa. Pienso en el amor como acción, es decir en el amar. En este sentido el amor es concebir, procrear y compartir y no encuentra su esencia en las cosas completas, seguras y terminadas. Es el impulso de construcción de las cosas con el alter ego, con el otro. Y este impulso creativo cercano a la trascendencia, no es un cuento de hadas, si no que enfrenta riesgos y contradicciones, ya que todo producto creativo ignora siempre su producto final.

No se trata de decir sólo cuánto amas a alguien, sino participar con ese alguien en la construcción del amor, fundamentados en acciones amorosas. Compartir con el otro. El amor es una creación constante, es el impulso de participación continua que se alimenta día con día y que no se simplifica en un día festivo, ni con decir una bonita palabra o frase, ni sólo con buenos deseos, ni mucho menos con regalos.

De ahí que sea necesario replantearnos las palabras y los hechos que evocan esas palabras. Es por eso importante reflexionar sobre el amor para que eros no caiga en garras de satisfacciones personales, ni en deseos individuales y que las relaciones que hacen característico al ser humano, no se simplifiquen en fórmulas comerciales, en donde sólo existen conexiones mercantiles en términos de costo beneficio. Repensemos el amor, ¿cuál es tu opinión?
Osbaldo Gabriel I.
misantropito@yahoo.com.mx



Escurre,
La línea se pierde en… y g
                                       o
                                         t
                                          e
                                           a
la pereza de tus nalgas


AFORISMOS

El amor verdadero se trasmite en el canal 2 de 4 a 8

El amor no ciega, solo distorsiona la realidad

El amor y el sexo no son lo mismo, el sexo es más divertido

El día del amor y la amistad es un buen pretexto para los románticos moteles de la ciudad

No entiendo a quien mata por amor, el que muere por amor solo es entupido, pero matar…

Un perro me enseño el significado de la palabra amor, le di una patada.

En mi vida no he sabido amar y amo mi ignorancia

Dios esta en contra del amor, los celos, la infidelidad, televisa, Corin Tellado, tv azteca, rbd, etc.

El amor es una línea azul

El amor es una quimera y no existe belerofonte


¿Qué esperas?
La pregunta se impacto en mis oídos
escuche pasar los segundos como cigarras
el callejeo, la calle púrpura, la silente canción de las alfombras
me hundí tan profundo,
-no comparto la almohada- dijiste, tu voz como un crucigrama


La ausencia azul de la llovizna me recuerda…
Un barco vacío, un otoño de preguntas verdes, la caminata de los ciclistas, la forma absurda de morirte, el vuelo pétreo de los patos, siempre al sur, siempre al sur.


¿No has pensado nunca en que tu muerte es solo mi olvido?




De fluidos corporales
y demás humanidades …

El Dañado

Parodiando al idílico Hamlet: “coger o no coger, he ahí el dilema”. La razón social más grande de la humanidad radica en ello y paradójicamente igualmente está sentenciada al destierro comunal si se ejecuta fuera de los cánones permitidos.

Inmerso en una sociedad infecta de catolicismo tradicional y no espiritual, así como en un sistema político que, por un lado falla en pro de una moral colectiva, imperfecta, claro está, y por el otro evade la pederastia que impera en sus patriarcales gabinetes y los altos y bajos mandos clericales, el cupular se rezaga a un acto invalido tras reflejar tonta e injustamente la porquería en la que se ahoga el pueblo.

A poco más de un año de concluir la primera década del tercer milenio, el intercambio de fluidos corporales no es tan inválido si se efectúa entre hombre y mujer, entre macho y hembra, entre tornillo y tuerca, pues, es más, no hay tos si se le hace al swinger, esa modalidad deportiva tan de moda, más no nueva.

Pero hay de aquel o aquella que tenga el deseo de enfrentarse a su misma especie, de chocar espadas o hacer tortillas, de empalmar a cuatro manos una masturbada fálica o una inmersión digital totalmente fémina, porque entonces la sociedad que condena sin conocimiento de causa la equidad de género, tan de moda también, “os condenará al exilio vecinal”.

Sí, aquellos grandes varones que dominicalmente asisten a escuchar la Palabra de Dios, a ejercer y enseñar los mandamientos que el Señor dio a Moisés en el Sinaí y ejecutarlos con la reforma que Cristo predicó años después, son los mismos que desgastan su mano hasta saciar su sed de lujuria con un brote de semen mientras observan a dos mujeres lamerse o como una cuarteta de falos irrumpe hasta los orificios ficticios de cualquier “hembra”.

¿Y por qué un hombre, Jehová y su hijo destinado al sufrimiento? Porque es el género masculino, dado su función hormonal –que no es el pretexto– en quien predominan estas tendencias farsantes y Aquellos por ser los protagonistas de la religión bajo la cual se… ¿rige? la sociedad en la que subsistimos.

Bajo el mandamiento de la hipocresía, México, Oaxaca, donde cohabitamos, no aceptan aún la homosexualidad, sus naturales siguen creyendo equivocada o convenencieramente que esa orientación es signo de lo profano, como si la burla de políticos y clérigos hacia su pueblo y feligreses no lo fuera.

Este apartado de Penélope no pretende convencer de lo contrario, sólo es una ponencia, un punto de vista, quizá una vaga opinión o alguna espina incomoda en el zapato de alguien que ya no quiso continuar leyendo esto.

El epílogo de esta sopa de ideas en el mes del amor, la amistad y la enemistad con mascada en el rostro, es que sólo quienes tienen el poder de Dios bajo una sotana o quienes se alimentan del trabajo cotidiano de la comuna laboral, son los que tienen derecho a fornicar sin ser juzgados, sea entre hombres ó mujeres, o entre hombres y mujeres, da igual, ambos tienen orificio.

No importa cuánto violen, cuántos anos o vaginas destruyan, su inmaculado poder que Dios les otorgó los exonera de cualquier castigo. ¿Qué así sea?”





EL SIGNIFICADO DEL AMOR DESDE FROMM*


¿Qué significa amar? Es una pregunta que nuevamente se tiene que plantear, parece ser que los seres humanos han dejado de amar, y el significado de amor se le ha adjudicado  a una lógica donde el que da mas (cuestiones materiales) da mas amor, pero al siguiente día  todo vuelve a la rutina, ¿esto es amor?, ¿recordar el amor solo un día y comprarlo es digno para el amor?, esta posición ante el amor me parece pasajera y mecánica, recordando al amor sólo una vez al año.

Este articulo parte de la tesis que el amor es una forma de superar la individualidad humana, por que al volcarnos a sí mismos de manera individual conllevaría a una soledad donde el delirio sería nuestro compañero de amor como el personaje denominado “narciso” que al verse se enamoro de sí mismo olvidándose de los demás, al grado que en la actualidad, el término narciso o narcisista  en el lenguaje clínico tiene que ver con la locura y en el lenguaje cotidiano tiene que ver con sujetos egocentristas que su único fin es causar admiración, por lo tanto este tipo de narcisismo no es amor y estos sujetos por ende no son capaces de amarse así mismos ni a los que lo rodean.

Al afirmar que el amor es una forma de superar la individualidad humana tiene que ver con la concepción de Erich Fromm que hace sobre el amor cuando la concibe como una actividad creadora asemejándola a la actividad creadora del artista o la del artesano donde la persona que crea se une con su material que representa  del mundo exterior a él.

El amor en palabras de Fromm es una solución madura al problema de la existencia humana: amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo en el hombre que lo separa de sus semejantes y lo une a la vez a los demás. Es decir que el hombre que ama puede amarse a sí mismo y a los demás, distinguiéndose por supuesto los diferentes tipos de amor, tales como: el amor fraternal, el amor materno, el amor erótico, el amor a sí mismo y el amor  a Dios (por supuesto quienes creen en él).

El amor por consiguiente es una actividad que se trabaja de manera continua siendo el carácter activo del amor el  “dar”. El dar entendido como una alta expresión de potencia y utilidad en lo específicamente humano, dar de sí mism@ de lo más precioso que se tiene de la vida individual (sin llegar al sacrificio) verbigracia: dar alegría, interés, apoyo, comprensión, vida y demás aspectos que  tiene  el espíritu humano.

Por lo tanto “dar” para Fromm implica de la otra persona un dador, y ambas personas compartir la alegría de lo que han creado, por medio de este dar que es el resultado o el producto del arte de amar. Hay elementos básicos dentro carácter activo del amor que son: el cuidado, la responsabilidad,  el respeto y el conocimiento.

El cuidado tiene que ver con la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos, al encontrarse despreocupación no hay amor, se tiene que trabajar por lo que se ama.

La responsabilidad no tiene que ver con elementos externos que nos presionen para ser responsables, la responsabilidad esta en relación  con un acto voluntario de responder de manera interna  a las necesidades  expresadas o no de otro ser humano. 

El respeto  existe solo cuando el objeto amoroso se desenvuelve en total libertad a su desarrollo como persona individual al grado de evitar el dominio y la explotación.

Por ultimo se encuentra el conocimiento que por medio del amor es la manera en como penetramos de manera activa en la otra persona, en el acto de sumergirse en la otra persona me conozco a mí mismo y a la otra persona.

En síntesis los conceptos  de cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes y que para este autor constituyen un síndrome  de actitudes que se encuentran en la persona madura; esto es, en la persona que desarrolla productivamente sus propios poderes que sólo desea poseer los que ha ganado con su trabajo que ha renunciado a los sueños narcisistas de omnisapiencia y omnipotencia que ha adquirido humildad  basada en esa fuerza interior que sólo la actividad productiva puede proporcionar.

El amor luego entonces es un arte que nunca acaba que nos llena ese vacío existencial que en algún momento de nuestras vidas siempre se nos presenta, sin embargo no nos percatamos muchas veces de la necesidad de dar amor y recibir amor, pareciera que este sistema capitalista no permite reflexionar  a los humanos sobre el amor, por que siempre esta como principio axiológico la oferta y la demanda. 




*Retomado del libro “El arte de amar”, Erich Fromm. Editorial Paidós.



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